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Donde da la vuelta el aire

...de aquel tren en marcha

...de aquel tren en marcha

Me encontraste

cerca de la estación donde me bajé

de aquel tren en marcha.

Iba desnudo y casi no podía caminar.

El sol del crepúsculo cegaba mis ojos.

Me diste un abrazo, secaste mis lágrimas.

Y a lo lejos vi partir el tren

del que había huido sin nada más que yo mismo,

escapando de la tristeza

o del odio que ya se había apoderado de mi vida.

1 comentario

Anónimo -

Nunca más tristeza, nunca más odio. Ese tren se marchó. Pero vendrán otros trenes. Trenes que nos llevarán a la felicidad, a los que subiremos y de los que bajaremos juntos. Para siempre. Y hasta el cielo.