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Donde da la vuelta el aire

Pocas horas, ya llego

Pocas horas, ya llego

Aún unos días para verte de nuevo,
pequeña y triste como una niña
rescatada de un desastre.
Unos días donde el sueño precederá a la vigilia
y tú no estarás conmigo sino en mi corazón
donde siempre habitas.

Aún ese camino breve que se hace eterno,
ese viejo reloj que se resiste
a recorrer el espacio que nos separa.
Todavía mi cuerpo sin amparo,
el tuyo sin caricias,
la soledad que se vuelve a escribir.

Pocas horas, ya llego.

Tus ojos en la noche

Tus ojos en la noche

No dejo de ver tus ojos en la noche.

Tus ojos tristes que quieren llorar cuando no los veo.

Allí se encuentran, acurrucados y exhaustos.

Como la luz lejana de un faro que guía los barcos.

No dejo de pensar en tu tristeza infinita.

Y no sé qué hacer o qué no hacer para remediarla.

Si soy responsable de tus lágrimas o no lo soy.

O mi torpeza de siglos no acierta a ayudarte.

Aún hago cosas

Aún hago cosas

 

Cosas que fueron rutina en tiempos que quedaron atrás. Cosas, hábitos, costumbres. El buscar la soledad. El dormitar por la noche en el sofá, sólo por no acostarme. El levantarme como un rayo, huir de la cama y buscar de nuevo la soledad. Siempre sólo, como lo que fui, como lo que viví tantos años.

Pero ahora es un tiempo nuevo y tengo que acostumbrarme a ser feliz. A respirar junto a la persona que amo. A dormir a su lado, a despertarme con sus besos.

Por eso, hoy, te pido que perdones mis hábitos. Estoy aprendiendo a amarte para siempre.

Llegará

Llegará

 

Ya será tiempo, ya llegará el día. No pienses que la felicidad está lejos. Estamos juntos. Y nadie puede contra eso.

Noche estrellada

Noche estrellada

 

Vendrán más noches estrelladas a velar nuestros sueños. Acompañarán el ritmo de nuestra respiración y el calor dulce de las sábanas. Noches que se sucederán sin pausa. Noches de abrazos sin límite. Noches que precederán mañanas luminosas donde el sol guiará nuestros pasos. Y cuando la lluvia nos despierte azotando el cristal de la ventana será el tiempo de abrigarse aún más, de refugiarse como un soldado en la trinchera y esperar a que pase la tormenta y luzca de nuevo el sol.

Y todas esas noches, hasta la última, espero pasarlas junto a tí, que ahora descansas, sola, soñando tal vez, lo mismo que yo sueño

Un poema de Octavio Paz

Un poema de Octavio Paz

¿Por qué tocas mi pecho nuevamente?
Llegas, silenciosa, secreta, armada,
tal los guerreros a una ciudad dormida;
quemas mi lengua con tus labios, pulpo,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia sin fin
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una avidez sombría.

El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes.

Eres al fin tú

Eres al fin tú

 

Eres al fin tú quien empujará mi barca a tu playa,

la que velará mis sueños en noches de tormenta.

Serás quien me acompañe el resto del camino

y llenarás de besos mi rostro fatigado.

Eres tú como la lluvia fina que caerá despacio

para refrescar mis pies cansados.

Tú, quien secará mis lágrimas

y alejará de mí el llanto.

Hasta el cielo, como sabes, hasta el cielo.

Allí llegaremos

Allí llegaremos

Cuando la noche te abrace y no sepas si aún lloras,

si tus lágrimas son las mismas que derramaste ayer,

entonces cierra los ojos e imagina un mundo junto a mí,

en el que la risa ganará siempre.

Piensa que ya no mereces que la tristeza

recorra tu mirada como el agua que transita por el río.

Aquí estoy, no me he ido, estamos vivos,

y todavía nos queda ganar la otra orilla.

 

Las tomentas junto a tí no existen

Las tomentas junto a tí no existen

Esta noche me dio miedo la tormenta,
me refugié en tus brazos mientras la lluvia caía
y mi corazón se acompasaba con el tuyo.


El silencio se rompió con los truenos
que se aproximaban como los tambores de una batalla.
Pero me abrazaste y ya no pensé en ellos.


Ahí estabas, enroscada a mí, respirando suave,
y la lluvia seguía cayendo, y los rayos
iluminaban tu rostro que, junto al mío, sonreía.

Viene la primavera

Viene la primavera

Llega ya para anunciarnos que la vida vuelve a comenzar su ciclo. Regresan a los caminos los peregrinos, a sus nidos los pájaros que huyeron al sur, tal vez para atrapar alguna enfermedad sin cura.

Llega ya aunque perezosa, aunque aún se deje atrapar por el invierno, para decirnos que de nuevo hay esperanza y risa e ilusión. Y que estar enamorado es el único alimento que no engorda y hace feliz para siempre.


No vengas más, tristeza

No vengas más, tristeza

 


Tus ojos tristes, de nuevo,

llegan como la sombra que no abandona

nunca, que no nos deja, que nos recuerda

que debemos llorar todavía, aunque al fin todo,

como te dije, saldrá bien





Hoy y siempre

Hoy y siempre

Desde que te dejé en casa aquella noche. Desde aquel verano y los demás que han venido. Desde aquella mirada triste que me decía que estabas sola y querías que te acompañara en tu viaje.

Hoy y todos los días.

Te quiero

Buenas tardes

Buenas tardes

Comienza aquí la bitácora de un sueño. De alguien que quiere ser feliz. Sólo pido que me dejen serlo.